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30 Saúl insistió:

— He pecado. Pero ahora te ruego que me rehabilites ante los ancianos del pueblo y ante Israel, y que me acompañes para adorar al Señor, tu Dios.

31 Samuel volvió con Saúl y este adoró al Señor. 32 Luego Samuel ordenó:

— Traedme a Agag, el rey de Amalec.

Agag se acercó a él confiado pensando que ya había superado el mal trago de la muerte.

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